El cambio, la evolución y la adaptabilidad son tres aspectos fundamentales de la vida. Y es que, si nos paramos a pensar, poco queda de la sociedad en la que nacimos. El mundo está avanzando, imparable y con pasos firmes, hacia la automatización, menos interesado en aquellos procesos que requieren de la intervención humana.
No se puede negar, la tecnología nos está ayudando a evolucionar. Está mejorando diferentes industrias y negocios al proporcionar buenos resultados a medida que las demandas de los clientes aumentan.
Así, para muchos expertos, quedarse atrás en lo que a tendencias tecnológicas se refiere ya no es una opción. “Las demandas de los consumidores solo pueden satisfacerse con la ayuda de la tecnología logística” o “las empresas que evolucionan con la tecnología son las únicas que sobrevivirán a largo plazo” son afirmaciones que han marcado a toda una generación logística.
Pero, ¿realmente es así?
Mil preguntas, una misma respuesta
La adopción de la tecnología digital pisó el acelerador al comienzo de la pandemia del COVID-19 y continúa influyendo en todo. Desde el comercio electrónico hasta la cadena de suministro global, la tecnología parece haberse convertido en la solución a cada uno de los galimatías planteados por los entornos VUCA.
En una encuesta global de McKinsey, ejecutivos de empresas internacionales señalaron que la crisis sanitaria aceleró la adopción de tecnologías digitales relacionadas con la interacción con el cliente y la cadena de suministro entre 3 y 4 años.
La industria logística no se ha salvado de tener que adaptarse rápidamente. El miedo a las interrupciones – principal preocupación de 9 de cada 10 empresas según Capgemini -, la incertidumbre y la volatilidad del mercado llevaron a que, en poco tiempo, muchas empresas apostaran por una solución a largo plazo con una visión cortoplacista.
La mirada conservadora de la industria tenía poca cabida dada la coyuntura, pero, con las lecciones aprendidas encima de la mesa, evaluemos la idoneidad de la implementación de la tecnología a la logística.
Gran oportunidad, mayor incertidumbre
A medida que aumenta la demanda, muchas empresas de logística y transporte han recurrido a la automatización como respuesta. Esto no resulta sorprendente. Y es que la historia del sector es una historia de automatización.
Desde la máquina de vapor hasta el montacargas, el febril interés por los avances tecnológicos tiene muchos precedentes. Ahora, muchas tendencias están llevando esta cuestión hacia la parte superior de las agendas de los ejecutivos logísticos, por nombrar algunas:
- - La creciente escasez de mano de obra
- - La explosión de la demanda de los minoristas en línea
- - Y algunos avances técnicos intrigantes.
Uniendo estos factores, McKinsey Global Institute estima que la industria del transporte y almacenamiento tiene el tercer potencial de automatización más alto de cualquier sector.
Sin embargo, a pesar del entusiasmo, todavía son muchas las empresas que se preguntan si de verdad es tan beneficioso dar el paso hacia la digitalización de sus operativas. La inusual dinámica competitiva del ecommerce, la falta de claridad sobre qué tecnologías triunfarán, los problemas para obtener nuevos artilugios y las incertidumbres que surgen de los nuevos esquemas de distribución están detrás de esta encrucijada.
El problema del cliente
Teniendo todos estos aspectos en cuenta, la logística no solo debe preocuparse por valorar el impacto de las tecnologías sobre sus operativas, también sobre su relación con el cliente.
No debemos olvidar que los consumidores de hoy en día son expertos en tecnología y esto, a su vez, les hace exigir más a las empresas. Quieren envíos rápidos, visibilidad en tiempo real, flexibilidad y un excelente servicio.
Parar, preguntar, actuar
Antes de implantar o actualizar un equipo tecnológico, es necesario pararse a evaluar ciertas cuestiones que, sin duda, nos permitirán hacernos una idea de si esa inversión supondrá una mejora para nuestro negocio o, si, por el contrario, lastrará a la empresa.
Al hacer las preguntas correctas, podremos conocer:
- - La escalabilidad de la tecnología en la que queremos invertir
- - La integración con los sistemas actuales
- - La idoneidad de la solución frente al problema
- - Si se cuentan con los conocimientos necesarios para entender esta tecnología
- - Si esto nos ayudará a superar a la competencia
- - Si genera suficientes ahorros como para afrontar el desembolso inicial
De esta forman, en términos generales, solo evaluando internamente, o confiando esta tarea a un servicio de consultoría especializado, la empresa podrá saber si la adaptación a la era tecnológica será o no el garante de su crecimiento y consolidación.