Debido a la gran cantidad de mercancías diversas que transportan, es normal centrar el foco en lo que está sucediendo actualmente en el sector. Por ello, hoy, venimos a hablaros de las famosas baterías de litio.
En el contexto actual, la sociedad demanda cada vez más que el sector industrial se involucre en las necesidades del planeta. De esta urgencia creciente de comprometernos con la salud, la seguridad y el medioambiente surge la idea de crear nuevas fuentes de energía para reducir los efectos nocivos que este pueda tener en el conjunto de la población. Es aquí donde comienzan a aparecer las baterías de litio, respaldadas por las premisas de sus beneficios, como su durabilidad o su huella positiva con el medio ambiente.
Sin embargo, esta metodología de almacenaje de energía presenta, a su vez, riesgos muy significativos si no se tratan de forma correcta en la manipulación, envase y clasificación. En definitiva, podríamos decir que este es el verdadero freno de que su proliferación no haya tenido el crecimiento esperado en un primer momento.
Un ejemplo claro de las incidencias que pueden provocar las baterías de litio es lo ocurrido el pasado 26 de julio, cuando el carguero Fremantley Highway se incendió a raíz de la carga almacenada. Este barco transportaba 3.783 vehículos, de los cuales 25 eran eléctricos, lo que incluye en su sistema el uso de estas baterías.
Pero este no es el único caso que podemos recordar. Otro muy significativo fue el incendio en 2022 del Felicity Ace, otro carguero que transportaba coches eléctricos que estuvieron ardiendo durante días en el Atlántico hasta que el barco finalmente se hundió.
Con la reavivación de esta problemática, se prende de nuevo el debate sobre el transporte de este tipo de mercancías y la necesidad de encontrar soluciones que pongan remedio a esta situación.
¿Por qué las baterías de litio producen incendios?
Todo se inicia con una fuga térmica. Se trata de un calentamiento debido a la reacción producida entre los diversos materiales que componen la celda. Esta puede originarse debido a una sobrecarga, un fallo en la fabricación, las condiciones climáticas, entre otras. Cuando esto se produce, las baterías de litio empiezan a arder o, en su defecto, explotan.
En función del tamaño de la batería, el incendio tendrá un nivel de gravedad inferior o superior, pudiendo causar fuegos incontrolables y rápidos. El problema llega cuando este fenómeno no puede ser controlado con la misma facilidad que aquellos provocados por otros materiales.
Esto se debe a que las baterías de litio están compuestas de unas sustancias que, en este tipo de casos, se descomponen generando oxígeno, impidiendo, así, el control por privación del incendio. Esto nos deja con una única posibilidad, sumergir la batería en una cantidad suficiente de agua para mitigar su fuerza y que esta se haga con seguridad.
Por otro lado, también existe el riesgo de que, una vez utilizada la gran cantidad de agua, estos incendios vuelvan a resurgir. De esta forma, se buscan nuevos métodos con los que proceder, siendo el que mejores resultados está dando la mezcla de agua, espumógeno y aire.
Asimismo, debemos ser conscientes que las temperaturas alcanzadas por este tipo de fuegos son mucho más altas que aquellos provocados por la gasolina, por ejemplo, lo que también incrementa la dificultad de extinguirlos.
Atención: se deja de transportar por vía área trasladando el problema al sector marítimo
Años atrás, el transporte de este tipo de mercancías por la vía aérea era común. Sin embargo, tras varios incendios en el transcurso de la actividad, la Organización Internacional de Aviación Civil de la ONU (ICAO) prohibió estas cargas en los aviones denominados “de pasajeros”.
¿Por qué, entonces, se decidió desplazar este proceso a la modalidad marítima? Pues según esta organización se explicó que en los aviones no se pueden manejar de forma correcta temperaturas tan elevadas como aquellas generadas por las baterías de litio.
Esto no es para menos, puesto que los mecanismos pueden llegar a autoprenderse y arder con un calor de 600 grados centígrados, aproximadamente. De esta forma, entre las altas temperaturas y la velocidad de propagación del fuego, los riesgos no eran asumibles.
Así, se decidió que el transporte marítimo era más apropiado, puesto que los extintores de fuego incluidos en los aviones no resultaban eficaces para detener estos incendios. Aun con todos estos datos, la verdadera pregunta y duda está en cómo impediremos que estas catástrofes no se conviertan en una costumbre a bordo de los cargueros.
Posibles soluciones para que el transporte de baterías de litio sea más seguro
Con todos los riesgos que el transporte de baterías de litio pueden suponer, tanto a nivel humano como material, seguir algunas directrices o sugerencias que fomenten la seguridad en los trayectos podría ser la clave.
No podemos pasar por alto que las nuevas tecnologías se constituyen como un punto fundamental para mejorar las metodologías ya existentes para el desplazamiento de este tipo de mercancías. Junto con estas, el factor humano también es un elemento imprescindible para mejorar las condiciones de esta modalidad. Uniendo estos dos requisitos, estas son algunas de las soluciones que podrían mejorar el transporte de baterías de litio:
• La colocación de mantas térmicas.
• Una instrucción adecuada para los trabajadores.
• Mayor distancia entre cada producto para evitar la propagación.
• Instalación de cámaras térmicas en la bodega.
Estas cuatro ideas podrían marcar la diferencia, ya que si seguimos utilizando los mismos procedimientos, hay una gran probabilidad de que las noticias vinculadas a este tipo de transporte siempre sean las mismas y nunca cambien.