Juan José Montiel Sanz
La logística desempeña un papel fundamental en la cadena de suministro y en la eficiencia operativa de una empresa. Dos enfoques clave que las compañías consideran al gestionarla son el “Just in Time” (Justo a Tiempo) y el “Just in Case” (Por si Acaso).
La elección entre ellos depende de la naturaleza del negocio, los riesgos y metas a largo plazo.
Estas estrategias, que han ganado prominencia en la gestión de operaciones, conllevan ventajas y desventajas significativas, y la disyuntiva entre ellas puede tener un impacto crítico en la agilidad de respuesta y capacidad de adaptación entre las incertidumbres del entorno empresarial.
¿Qué es el Just in Time (JIT)?
El modelo JIT, conocido también como producción a medida o producción ajustada, es una filosofía de gestión de la cadena de suministro que se centra en la minimización del almacenamiento del inventario. Este modelo tuvo su origen con el fabricante de coches, Toyota.
El objetivo de esta metodología es entregar los productos o componentes cuando se necesitan para su venta o manufactura, sin mantener grandes cantidades de mercancías en stock, corriendo el riesgo de quedar obsoletos.
Esta estrategia de inventario funciona mejor cuando una empresa trabaja con proveedores confiables que brindan una calidad constante, sin interrupciones en los envíos y firman contratos a largo plazo que minimizan las fluctuaciones de los precios.
Existe una variante, denominada “Justo en Secuencia” (JIS), que se encarga de que los materiales y herramientas lleguen en el orden específico en el que se utilizarán en la producción. Este sistema se usa en macro producciones como la fabricación de automóviles o electrodomésticos.
Ventajas de JIT
Reducción de costes: la eliminación de inventarios innecesarios reduce gastos asociados al almacenamiento y gestión de las existencias. Las empresas no necesitan invertir en grandes espacios para acumular la mercancía ni tampoco llevar una gestión a gran escala.
Mayor eficiencia: al producir solo lo necesario y disponiendo de los materiales en el momento, se optimizan los recursos y se minimizan los desperdicios, aumentando la eficiencia operativa.
Mejora en la calidad: la producción está más controlada al reducir los inventarios, las empresas pueden detectar y corregir problemas de calidad más rápidamente, mejorando la satisfacción del cliente.
Sin embargo, entre los inconvenientes de este método se encuentran la sensibilidad a las interrupciones en la cadena de suministro, que pueden afectar gravemente a la producción y cumplimiento de los pedidos - donde muchas veces no hay margen de error, y tiene un impacto significativo en la cadena de suministro -. Además, este tipo de producción inmediata atrae el riesgo de escasez de productos si las previsiones de demanda son incorrectas. Esto llevaría a la pérdida de clientes.
¿Qué es Just in Case (JIC)?
Por otro lado, Just in Case se refiere a la estrategia de mantener inventarios suficientes para hacer frente a cualquier eventualidad. Las empresas que siguen este enfoque mantienen grandes cantidades de inventarios para garantizar que puedan satisfacer la demanda del mercado incluso en situaciones imprevistas, como desastres naturales, huelgas o interrupciones en la cadena de suministro.
Este procedimiento previene a las empresas de quedarse atrás en la producción o perder ingresos porque no pudieron satisfacer la demanda.
Ventajas del Just in Case
Resiliencia: permite a las marcas ser resistentes frente a las fluctuaciones del mercado y los desafíos inesperados, ya que tienen suficiente inventario para hacer frente a cualquier situación.
Seguridad al cliente: al tener productos disponibles en todo momento, las empresas pueden mantener la lealtad al cliente, ya que estos saben que pueden obtener los productos cuando los necesiten.
Flexibilidad: se pueden gestionar mejor las variaciones en la demanda y las fluctuaciones estacionales sin comprometer la disponibilidad del producto.
Ahorro: las compañías pueden aprovechar los descuentos de los que se benefician por la compra de grandes cantidades de material.
La producción a gran escala implica una serie de obstáculos que perjudican al operador logístico. Mantener grandes stocks significa demandar una gran capacidad de almacenamiento y una buena gestión de inventarios, de lo contrario es posible que se desperdicien en un corto plazo. Así pues, la eficiencia operativa de la cadena de suministro será menor. Los proveedores deben ser fiables, manteniendo una puntualidad y coherencia en las entregas.
¿Existe una hibridez entre los dos modelos?
Hay más desventajas que ventajas al decantarse por una de las estrategias. En realidad, funcionan mejor en conjunto.
Esta premisa está relacionada con el sistema de inventario push-pull, fundamentada en hacer que algunas etapas de la cadena de suministro funcionen con un sistema push, y otras con el pull. Requiere un pronóstico de la demanda más preciso que con el JIC, pero no pretende mantener el inventario a cero como el JIT.
En definitiva, la agilidad, el ahorro de costes y la capacidad de satisfacer la demanda, son pilares fundamentales de una gestión eficaz del inventario. Lograr el equilibrio perfecto entre JIC y JIT puede ayudar a superar diferentes desafíos, desde los cambios en la demanda de los clientes hasta una mala planificación de la producción. La elección entre una estrategia u otra depende de la naturaleza del negocio, las características del mercado y la tolerancia al riesgo de la empresa.
Es fundamental que las marcas utilicen datos precisos y confiables, con un análisis exhaustivo previo, para tomar decisiones informadas sobre qué estrategia adoptar. Las tecnologías avanzadas como el análisis predictivo y la inteligencia artificial pueden ayudar a prever la demanda y optimizar la gestión de inventarios, permitiendo que la toma de decisiones sea más precisa y estratégica, dentro de un mercado tan competitivo.
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